El viaje

No hay té de ruda efectivo cuando Quien saca los pasajes ya tiene comprado el tuyo. Y sabemos de Agosto que es mes de triste fama, y no recuerdo bien el por qué. Más hubo una confirmación al asunto promediando el día dos y me tocó enterarme ese mismo día ya, para cuando el viajero llevaba horas sumido en los inexplicables caminos que están mucho más allá de lo que entendemos como natural. Un amigo, de horas, un tipo que entendía los resortes que hacen tambalear todo. Un bohemio más allá de toda crítica que pueda hacérsele. Para qué ahora, si entonces eso no le interesaba en absoluto.Al librepensador es difícil comprenderlo y se lo suele encasillar. Podés mostrarte un par de minutos, pero con un poco de vino, y sin sentirte juzgado, te demostrás. Así fue este tipo, que terminó enseñándose mucho más allá de los prejuicios. Un loco, terriblemente despierto, y desde la comodidad de su inteligencia, un escultor de palabras. Artista por su propia definición y postura, atormentado como Van Gogh, é incomprendido como muchos, atribulado de visiones que en su momento fueron reales. Un hombre al que se le pedía olvidar el pasado, como olvidar un instante, porque nunca se dimensionó que su pasado era un órgano, más que un episodio dentro de esa mente genial. Un órgano que sangraba y causaba dolores que obligaban a renunciar al sueño por la noche. Y alcohol. Y todos los cúmulus nimbus en un cielo rancio donde se reconciliaba el humo y las ganas de crear.Una huella de arado en tierras fértiles que dejó crecer libremente lo que la madre tierra regalara, y vio como el zar y la flor dijeron te continuamos. Porque el ciclo de la creación artística conoce más que el tiempo. Porque puede morir el autor pero jamás su obra. Porque irse no es morir sino estampar la firma. Podrán cuestionarte, pero es un mecanismo de defensa para intentar explicar lo que no entendieron de vos, y nunca podrán entender. La mente por encima del cuerpo nunca en igual proporción. Como artista lo supiste. Ganaste che.