martes, 22 de diciembre de 2009

A favor.

"Y es que en este lugar, en este momento particular, el verbo vivir se ha vuelto difícil de conjugar; si me dejas pensar en algo, con poco, pero puedo ayudar..."Es de este mundo acelerado y permisivo dentro de celdas invisibles donde no existe libertad sino caos en la angustia de sabernos limitados en la acción. Vigilados, libres dentro de ciertos estrechos márgenes, no libres. No pensantes siquiera; Adulterados de privacidad, promiscuos en hormigueros pero ni siquiera de un modo sexual como fue en la década hippie; Hoy la comunidad no es tal, sino más bien el esfuerzo de pocos en pos de mantener cierta unidad. Miles de partículas toda vez más alejadas entre sí. El individualismo como fin paradójico de la libertad...Escenarios múltiples de guerras físicas y psicológicas, son los ecosistemas que hemos transformado en ciudades; Gozamos de anonimato forzoso en ellas, o podemos trascenderlo siendo dentro de las pautas impuestas, útiles a una causa que muchas veces desconocemos, pero a la que diariamente asistimos. No es la causa de Jesucristo de dos mil años atrás. Hoy Cristo sería tratado de terrorista o enfermo. Padecemos el mal último, y es la pérdida del horizonte humano como especie.Decir ésto implica sabernos parte de un mundo, y no meros asistentes a un banquete llamado tierra del que todos podemos saciarnos hoy, pero al mañana le estamos dejando sobras irrecuperables. Ni siquiera profetas o esperanza. Nos devoramos todo, incluso a nuestros hijos.Porque ciegos de soberbia nos creemos dueños de la verdad, jueces implacables, poseedores de las llaves de una felicidad que concebimos de un modo estúpido en el trascender, siempre dentro de los marcos impuestos....Para qué seguir...El fin no es revelarse, sino cuestionarlo todo. Las certezas se decantan solas por su peso, pero hay que intentarlo. Hay que purgar todo lo conocido y la luz va a llegar sola. Las tinieblas son hoy las maravillas que tanto nos asombran. Detrás brilla esa luz. Detrás de tanta imágen, se encuentra la del hombre-especie, en comunidad, sin directrices, librado de guerras, pleno de amor, como lo quizo el flaco entonces, hace dos mil años.Nos quiere revolucionarios, cambiando las leyes, como Mahoma, como Buda, trayendo paz, no inventando sistemas de acumulación; no valiéndonos de poder para aplastarnos ni arrasar con los débiles; Hoy debemos meditar. Ponderar la vida de la especie, confiar en que las leyes no son tales cuando un juéz no es tal si no sabe interpretarlas. Que somos libres una vez que hemos decidido emprender una cruzada versus nuestro individualismo penoso.Que no colaboramos trabajando dentro del sistema, sino que colaboramos realemente, cuando nos enfrentamos a él, aunque nos cueste el trabajo.Que no seremos felices hasta el día que tengamos esperanza, más que inútil resignación ante el destino.Porque de cada uno depende convertirse en baluarte de cambios, y mantener la certeza de que con poco, la balanza irá perdiendo peso nocivo y ayudaremos a la naturaleza en su equilibrio, término que el sistema actual tanto repudia en el fondo. El mundo no es de unos pocos que lo dominan, sino de aquellos que se integran a él y rompen las cadenas.La libertad exige cambios, que no te domine el tener por sobre el vivir.Al final, triunfará la vida. Colaboremos con ella. No al ecocidio. No al suicidio colectivo impuesto.¡¡¡Viva la revolución!!!Armonía, equilibrio, esos son los finales. Los medios serán más agitados. El amor nunca es quieto, el amor es herramienta. El fin del amor es más allá. Ya lo comprenderemos. Paz y amor.

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