domingo, 21 de diciembre de 2014

La muerte del turista

A omarcito siempre le ocurrieron cosas extrañas. Y no es que fuese un chico fuera de lo comun. Por fuera pasaba desapercibido como cualquier otro, más el rasgo que quizás mejor le caracterizaba era tener una muy buena memoria, y no es que los demás no poseamos ese don, en mayor o menor medida todos recurrimos a ese enorme auxilio con frecuencia, pero en omarcito algo en la psiquis que se encarga de borrar malos recuerdos de modo deliberado para protección muchas veces, no actuaba, y guardaba con detalles aún las cosas más horribles, que en cualquier mortal se anulan como un mecanismo de salud mental.
Su psicóloga cuenta un recuerdo del muchacho, como siendo apenas un niño que recién aprendía a caminar, por ejemplo solía ver en su cama por las noches, al acostarse, unas figuras -siempre solía ser una, pero variaban sus colores- con forma de boomerang en color negro, a los pies de la cama, o a los lados a veces, y que al principio por curiosidad él se acercaba a tocar, recibiendo como resultado del contacto, caer en un profundo sueño, como desmayado y con terribles pesadillas. Todo con sólo el contacto con una de esas cosas.
Desde entonces esas apariciones lo aterrorizaban y al adivinar esas formas en la noche o gritaba o se tapaba hasta la cabeza. Sabía que estaba pero prefería no verlas mejor. Cuenta omarcito que distinguía incluso su género según el color. Las había negras, como conté, que eran masculinas, a su parecer y las había blancas que parecían femeninas; no sé en qué se basaría para tal discriminación, pero él asegura esa diferencia. La noche en que se le apareció una de esas cosas en color blanco no le dio mucho miedo y se acercó a tocarla. Los resultados fueron mucho peores.
No sabría a qué atribuir las apariciones aquellas en su temprana niñéz, luego fueron "los fantasmones".
A poco de haber cumplido sus cinco años, y en un viaje a una zona de sierras bajas, durmiendo una noche en la casa de veraneo, se siente visitado en su habitación, en la que dormía con dos primitos, por unas entidades muy similares a "viejitas" por la forma de caminar, pero que prefiere llamar fantasmones, por su uso de túnicas largas y blancas que dejaban ver manos y cabeza, de unos ojos feísimos, salidos y con expresión burlona, ensañada. Esos fantasmones continuaron muchos años luego de aquel viaje hasta sus once años aproximadamente, cuando sus temores se convirtieron en una especie de muñecos similares a títeres, pero de mayor tamaño, casi del tamaño de niños pequeños, con aquellos mismos ojos de los fantasmones, siempre grandes, salidos y con aquella expresión de juego malvado con él, que se aterrorizaba con sus visitas.
Todo ésto es narrado por su psicóloga, que a cambio de cambiar el nombre del protagonista nos narra un interesante caso de delirios, que según ella, podrían haber sido causados por varias causas en su temprana niñéz, pero que poseen una serie de rasgos comunes a varios otros testimonios oidos de muchas personas.
Aquellos entes "de la imaginación de omarcito" eran tan reales para él, que segun ella, él mismo se infligía marcas en su cuerpo que luego atribuía a rasguños o tratos de esas apariciones hacia él. (...)
Segun la especialista, en la psiquis de las personas existe una especie de fusible, si se puede llamar así, que actúa cuando nuestra imaginación, o el subconsciente actúan de manera muy intensa, provocando que luego el sujeto pierda esos recuerdos en pos de su integridad y así mantiene un determinado equilibrio, que luego puede alterarse o no en base a ciertos estímulos. En omarcito, ese mecanismo, repetimos, no parecía funcionar.
Omarcito contó que luego, en la adolescencia, era un chico extrovertido, adaptado a su edad, marcadamente influido por el desarrollo sexual, lo que lo llevaba a tener inquietudes orientadas hacia esas cuestiones, más todo cambiaba al llegar la noche, en las que lo invadían terrores que lo llevaban incluso a dormir debajo de su propia cama, o bien invadir la habitación de sus padres, para preocupación de todos.
Relataba cuando lograban que durmiese sólo y sobre su cama, como cualquier persona normal, como indefectiblemente, y siempre en la madrugada, era visitado por seres que luego de paralizarlo le llevaban un aparato que le provocaba náuseas, por el sonido que emitía, que parecía alterarlo, y que llegó hasta vomitar incluso inducido por la sensación de esa especie de caja que le colocaban sobre la cabeza emitiendo el raro sonido. La psicóloga habla de una serie de deseos del muchacho que en su afán de cumplirlos le provocaban esa clase de alucinaciones.
Omarcito fantaseaba según la especialista aturdido por hormonas y pulsiones que en la noche se manifestaban en su cambiante organismo y eran la causa de esas apariciones, meras contrucciones de la imaginación.
Sin embargo, cuenta ella que el jovencito llegó lejos, cuando amaneció una noche con visibles cortaduras y lastimaduras en su zona genital, por lo que apuró su derivación a un psiquiatra, porque aparentemente el muchacho había traspuesto lo imaginario y empezaba a actuar contra sí mismo.
Se supo que omarcito continuó experimentando visitas nocturnas, y que inclusive se negó rotundamente a hacer el viaje de egresados a Bariloche, porque juraba que algunas de esas entidades provenían justamente de esa región del país y que le habían advertido que si él viajaba allí no volvería. Continuó su tratamiento, y sin que ello afectase su rendimiento escolar, logró terminar sus estudios en la escuela normal, más lo intrigante para todos llegó después, cuando al año siguiente y de viaje en Brasil con su novia, tucumana también, se dejó ver en el hotel donde paraban con un arma de fuego, aparentemente una .45 del padre, una noche, en la que muy nervioso y no dando tiempo al encargado del hotel, y sin su novia que dormía, escapar a la calle a los gritos diciendo que "lo venían a buscar"... La tragedia fue un par de horas después, cuando la Policía del Estado lo halló supuestamente "muerto por suicidio" en una zona algo boscosa, alejada del hotel, ya que aparentemente omarcito corrió calles arriba como un loco hasta que se voló la cabeza de un tiro, siempre según la versión policial.
Inmediatamente los padres viajaron a Brasil, y muchos incluso, sino fuera por testimonio del encargado del hotel esa noche, sospechaban de la novia. La madre fue la primera en notar unas raras marcas en el cuerpo, como quemaduras de cigarrillo, pero hechas con algo muy redondo, a más del orificio de la bala, que no coincidía con el disparo del arma que él llevaba, todo complicado con las diferencias de idioma, y de la tensión del momento vivido por esa familia, una novia demorada en una comisaría extraña, y la aparición de muchos testigos que aseguran haber visto a un joven -omarcito sin dudas- aparecer como perdido de pronto en un parque alejado, y sin ningun arma en mano, para luego ver una especie de fogonazo o flash y un rato después un disparo. Creyeron que se trataba de un petardo o algo así.
Lo real fue que el cuerpo que fue enviado a la Argentina y luego de mil trámites legales consecuencia de haber ocurrido en otro país, y a decir de los padres, demorando mucho, demasiado, fue con el cajón cerrado, y que pesaba mucho más de lo acostumbrado. La madre asegura que el cuerpo que vino con ellos al país no era de su hijo, y que por los días transcurridos desde el caso, no era conveniente velar ya abiertamente. Quedó esa extraña sensación horrible en el aire, la versión de la psicóloga apunta a delirios, y la de los padres a otra cosa. Incluso que el cuerpo del hijo se quedó en Brasil, y que en torno al escándalo hubo muchos militares nerviosos, como muy acelerados con demasiado interés por un simple suicidio de un turista.
La novia tiene parte de alguna respuesta tal vez, porque quedó contagiada por terrores nocturnos y ella jura que a omarcito "se lo llevaron por la fuerza". 
El caso sigue abierto, la familia tiene una buena posición y evitó toda difusión posible, más nunca supo hasta donde pudo ser real todo aquello que padeció el chico, y lamenta no haber actuado debidamente a tiempo.

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