domingo, 23 de noviembre de 2014
De los armadillos.
Otra de mi viejo, que como conté ya, es nacido en el campo, criado en la ciudad pero siempre por su profesión anduvo mucho el monte.
Laburando en medio de la nada, o sea en el monte cerrado santiagueño cercano al límite con el Chaco, andaba mi viejo una siesta, que cuenta estaba nublada, pero de todos modos con bastante calor a pesar de ser otoño. En eso, yendo por un sendero, le sale al cruce un armadillo, un tatú de esos que se vuelven una bolita ante la presencia de peligro. El bichito al notarlo se cierra y mi padre que llevaba un bolso con sus cosas lo toma para sí y lo guarda, porque después de todo, es difícil que se dejen dar alcance, generalmente huyen y se pierden en covachas. Pero bueno, él lo junta.
Siguiendo adelante, y contento con su hallazgo, luego de muchos minutos de marcha, vuelve a darse con otro armadillo, que vuelve a hacer lo mismo, en vez de irse se encoje sin resistir. Y de nuevo mi viejo, sorprendido lo recoje en el bolso junto al otro. Ya tenía dos. -No sé para qué querría dos, pero se le hacían simpáticos los animalitos-.
Sigue a pie, pero en menos tiempo, al poco del segundo, un tercero. Cosa que ya comienza a parecerle extraña, uno puede ser, es difícil no imposible, dos ya era demasiado, ¡Pero tres! la onda es que lo deja seguir, a poco de andar, un cuarto y así, hasta que él mismo cuenta cerca de una docena o más, lo que ya le pareció una clara advertencia que él interpreta como "del monte" o de la misma naturaleza, porque esos bichitos son escurridizos. Sin querer seguir contando más, decide abrir el bolso y soltar los armadillos, volver sobre sus pasos y dejar todo como estaba. Terminó el día incompleto, porque según él, en el monte suelen pasar esas cosas y existen muchos mensajes para los humanos de parte de la naturaleza, que parece querer advertir a quienes se aprovechan. No volvió a toparse más con esos bichitos, pero que un día se le aparecieren así fue para él un claro signo de "algo" que supo entender a tiempo. A no joder pues.
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