domingo, 23 de noviembre de 2014

La nena.


Sin intención de "inflar" mucho la historia, es más o menos como la escuché y conozco a sus integrantes personalmente. (...)
"Tina" una nenita de unos cuatro años, vivía en casa con sus padres, a quienes los voy a nombrar como Martin y Natalia, no gusto de quemar personas, pero la historia es rara.
La pequeña, hija única de un matrimonio joven, era de un carácter tranquilo, buenita, no demostraba incluso las rabietas de otros chicos en su edad, y era lógicamente la mimada en su casa y por toda la familia, allegados y demás. Inspiraba ternura con sus cosas de chiquita, nadie podía decir nada malo de ella, pobre...
La onda, es que en casa de Tina, eran frecuentes las visitas de tíos, abuelos, amigos, y cuanta persona conocía de ella, porque despertaba simpatía realmente, hasta el punto de que muchos la consentían cuando podían; La nena era felíz en ese mundo de adultos siempre atentos.
Natalia era quien más se encargaba de las visitas, pues Martin trabajaba en ese entonces todo el día y llegaba medio tarde a veces, para cenar, jugar un rato, y dormirse cansado; Por tanto, era común en esa casa la presencia de mujeres sobre todo, que son las que más demuestran el cariño con la llegada de los chicos; De ese grupo de amigas siempre presentes, se destacaba "Eva", quien a fuerza de estar prácticamente a diario en esa casa se había ganado la amistad incondicional de la madre y el cariño de la niñita asimismo que veía en Eva una especie de segunda "mami" como le empezaba a llamar...
Ciega en la confianza por la proximidad y el cariño de la hija, Natalia encuentra en esta amiga una persona a quien confesarle muchas cosas, como suelen hacer las buenas amigas, inclusive algunas que pasaban cierto límite en esa intimidad de mujeres.
A Eva parecía gustarle ese lugar dado en la relación con Natalia y también el ganado en la casa especialmente, porque hasta una habitación para huéspedes tenía para sí, cuando deseaba pasar la noche; Las visitas empezaban a prolongarse y quedarse ya era algo cada vez más común para esta mujer.
¿Qué cómo era Eva? (escucho las voces masculinas que preguntan eso, que no viene al caso, pero bue: De unos veinticuatro años, medio bajita, pero muy linda chica, y lo sabía, se cuidaba bastante y en ciertas ocasiones lucía más preparada que lo habitual para ser una visita) No viene muy al caso la descripción, pero sí contar y esto es cierto, que también Martin era un chango buen mozo según las mujeres, y entre ellos dos, entre Eva y el padre de Tina eran poco más que conocidos solamente. Había trato, de hecho, pero la falta de tiempo solo les daba un trato cordial, además así son los santiagueños, de amabilidad fácil, que a veces se puede malinterpretar. Pero sigo.
En ese convivir de confianza Tina se sentía protegida sino por todos, por esos tres padres, porque la familiaridad de Eva en casa era mucha ya, al punto que Natalia salía sin miedos dejando a la criatura al cuidado de la buena amiga, sabiendo que estaba bien así...
En ese ir y venir, y Eva durmiendo prácticamente noche de por medio en esa casa, que es de esas antiguas llenas de cuartos, Natalia parecía pasar por alto los cada vez más seguidos "tropiezos" de Eva con Martin; Siempre de noche, que es cuando él estaba, y con pretextos de todo tipo, desde ir al baño, hasta cruzarlo cuando el hombre se levantaba a buscar algo. (...)
Todo iba bien, era todo normal, nada fuera de perfecto que parecía a Natalia esta situación de tener una amiga cama adentro que se moría por mimar a la nena (Y sepan a quien más si hubiese podido...). Llega obviamente el momento se hacía esperar, y es cuando Natalia, una tarde al volver de unas compras y encontrar a Tina durmiendo en su piecita, se topa con Eva tendida en la cama matrimonial, "estimulándose" (con esas palabras) ante un retrato de Martín, y rápidamente al verse descubierta, entra en crisis de llanto, pidiendo perdon a Natalia, y argumentando avergonzada que no se trataba de lo que ella pensaba...
Por esas cosas que tal vez algunas mujeres tienen, Natalia prefiere evitar el asunto y hacerse la desentendida de lo que vio, calmando a la amiga que desde ese momento aumenta el juego peligroso, doblando las apuestas.
Así, Eva ya no sólo tropezaba con Martin "sin querer" por las noches, sino que incluso a días, esperaba con el desayuno en la mesa cuando éste se levantaba temprano para salir. Natalia sin embargo y con la sospecha, atenta a ciertas cosas, empezaba a querer disminuir los favores de la amiga, pero tarde. Había confiado cosas demasiado íntimas de su relación con el marido y Eva aprovechando la información hizo uso por lo bajo de todo recurso.
El escándalo se da una noche, para confirmación de Natalia cuando Eva y desde el cuarto donde dormía, paseándose casi sin ropa, con los pechos al aire, contaría Natalia después, pide de un grito ayuda a Martin al encontrarse un alacrán supuestamente en un mueble...
La madre de familia, harta, furiosa por semejante cosa, que no era más que un ardid de Eva, el más jugado, le ayuda a vestirse como puede y la despacha sin más de la casa, con la amenaza de que no volviese a pisar más ni por chiste, y menos arrimarse a Tinita ni al marido. Imaginen eso.
Lo absurdo, lo extraño, comienza a suceder días después del incidente, que por vergüenza en ese momento el matrimonio prefería guardar para sí, y sobre todo de Tina, que sentía mucho la partida repentina de esa nodriza tan buena con ella como una madre más...
Y es que Tina, comienza a preguntar a la madre, con una curiosidad al principio tomada como algo infantil y luego cada vez más inquietante, "costumbres" de su padre. Cosas de la intimidad del padre, perdiendo de a ratos la inocencia en sus preguntas y comenzando de a poco a utilizar un lenguaje de adulto, incluso en sus términos, de palabras que a más de una mujer le pondrían incómoda. No era normal eso, para nada.
Lejos de responder, porque le faltaba la capacidad de enfrentarse a semejantes planteos, la madre se horrorizaba porque Tina empeoraba y había empezado a manejar palabrotas y usos "como de prostituta" segun Natalia. Tina ya no sólo quería saber de cosas de adultos, parecía ahora saber más que la madre de hábitos impensables para la mente de una criatura tan pequeña, decía aberraciones que parecían sacadas de películas con orgías y manejando con su pequeño vocabulario imágenes que a la madre le provocaron terror.
No es necesario y tampoco conozco detalles gráficos de qué diría exactamente, pero la madre siempre recuerda la comparación con prostitutas, en cuanto a lo sórdido del comportamiento de la nena, que pasó de las palabras a las insinuaciones abiertas, a un padre que sorprendido y asqueado por esa perversión que parecía ya maldita, decide poner freno urgente al otro día de pasar una noche despiertos todos por un ataque de la nena, fuera de sí, comportándose como una mujer desquiciada ante el rechazo de su mejor amante.
Es entonces por fin, que luego de semejante crisis y al borde del llanto, en pánico los padres toman a Tina -que en ese minuto estaba calmada- y la llevan donde un curita sanador. Un sacerdote viejito en una Iglesia que en ese momento estaba vacía, una tarde de Agosto, y le confían parte de la historia de la nena, aterrados, atropellándose en las palabras para describir al cura lo que de la nena salía...
Éste por experiencia en casos similares, y tratando de mostrarse calmo, -temía lo peor- comienza a indagar a los padres acerca de personas cercanas y no tanto a la nena. Que la familia, que los amigos, que algun allegado, si la nena concurría a algún jardín, en fin. Queriendo darse una idea de dónde pudiese provenir semejante causa para una pobre víctima que aún no terminaba de hablar correctamente y ya pronunciaba tan firme cosas así de retorcidas.
Digo en parte, porque contaría "Natalia" luego que por vergüenza omitieron contar lo de Eva, pero no fue necesario llegar a eso, porque de pronto el mismo Sacerdote, y cortando el aire con un grito que pareció de miedo dijo "¡Es la Eva!" Asímismo, y les quedó grabado eso. El cura en el momento reconoció con nombre y todo a la causante. "Les ha metido un trabajo terrible a la nenita" les dijo, retomando la calma.
Queda contar el final, que es inmediato a esto y con el Sacerdote, un diácono jovencito y un cura que se encontraba de visitas y con los padres como testigos, que le practican un exorcismo, sin mediar autorizaciones largas, y apurando a la sanación de la criaturita, que luego de caer y llorar un poco, resulta liberada de lo que aparentemente aquella persona les conjuró en castigo, en especial a la madre.
Resta solo decir, que en la actualidad "tina" lleva una vida normal nuevamente, ha cumplido siete añitos y ha vuelto a ser desde entonces una niña como lo fue antes de todo, y no ha vuelto a recordar nada de todo ese episodio horrible. Los padres actualmente están tranquilos ya, pero no pierden ocasión de agradecer por haber superado semejante experiencia. Que nunca les suceda.

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